Es irremediablemente necesario hacer una reflexión sobre el año que termina. No sé cómo te fue a ti. A mí me fue terriblemente mal. Claro, si me pongo del lado del pesimismo recalcitrante de muchos habitantes del mundo. Si asumo el deseado optimismo que a todos nos gustaría padecer, el año que se va, fue maravilloso. Feliz año nuevo 2018.
En el lado obscuro del año viejo, dejamos proyectos que no se dieron, ilusiones rotas, problemas familiares, enfermedades que nos postraron en cama, accidentes automovilísticos, y otras calamidades que nos provocaron mucha tristeza. El año que termina, nos trajo días grises, lágrimas, desconsuelo y algunas noches en velo por causa de las desventuras de la vida.
En el lado iluminado del año que hoy se hace antiguo, agradecemos que tenemos una vida todavía en nuestro cuerpo, que la salud aún está de nuestro lado, que yo puedo escribir estas letras y tu leerlas. El año que culmina también nos dejó días soleados, alegrías, éxitos en nuestros trabajos, risas, amor y un puñado de cosas maravillosas que nos harán recordarlo como parte de nuestra historia.
Tu que tienes una familia con quien pasar la última noche del año y ver nacer el nuevo, alza tus manos hacia las estrellas y agradece muy fuerte tu buena ventura, hay muchos que solos están, hay otros que ni esa suerte tendrán pues ni a sí mismos se tienen, están ausentes.
Alcemos nuestras copas y brindemos por el año que ya vivimos, por el año que viene y por todas las vivencias que nos traerá, buenas o malas, no importa, al final, de eso se trata la vida.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
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