Sabes, como platicando con un amigo te contaré que la envidia de propios y extraños puede ser muy dañina.
Los dones de los hijos, el triunfo de los hermanos, la esposa o el esposo y claro, cualquier asunto que tenga que ver con el éxito de uno.
He visto cómo el veneno del envidioso se manifiesta en palabras hirientes y disfrazadas de gozo en risas burlonas.
Pero cuando uno está curtido en la guerra de la vida mundana, se obliga a la razón a entender la desdicha de estos seres humanos.
No se encontraron Comentarios