En la tierra dónde todo pasa y nada queda, es una reflexión que escribí como protesta a los días violentos que vivimos en ese lugar dónde habitamos los seres que, por ahora, seguimos siendo humanos. O quizás no.
En la tierra dónde todo pasa
y nada pasa,
paradoja tan irracional,
acá matan a tus seres queridos
y sigue sin pasar nada.
Aquí en este lugar de fuego,
mueren los hijos abatidos
por el plomo del odio,
desaparecen a los hermanos,
y pasa que sigue sin pasar nada.
En este espacio del universo, donde la vida vale el precio de un silencio pactado, tu ganas, yo callo, tu pierdes, yo muero, y si muero... no pasa nada. Un mundo en el que robar es loable siempre y cuando, los que roben sean los de tu bando, si yo robo, tú me tundes, si tu robas, yo hablo, yo hablo, yo muero, y si muero... sigue sin pasar nada. En esta llanura rodeada de montañas, ríos y mares, viven los infelices que tragan más saliva, los de arriba y los de abajo, los que aplauden todo, los que vitorean a los que matan, acá mero vivimos todos, en la tierra donde pasa que nada pasa. Alzo mis manos al cielo e imploro al que hizo todo, que ya quiero llegar a viejo para morirme ... de viejo, no por odio, no por una bala, no por un secuestro, no porque a otro se le ocurrió que estorbo, no porque no pasa nada sí me hacen morir. En esa tierra donde todo pasa, imploramos paz a un redentor que aún no existe, y si existe, habrá quien lo quiera aniquilar, por qué en estos lares lo nuestro es, ver que todo pasa... pero prefiero verlo pasar.
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