En no pocas ocasiones en mi época de estudiante, participé en una serenata. Algunas para esposas, novias, mamás de amigos; o personas que nos contrataron para cantarles a las mujeres de su vida. En otras, para mi novia o mi madre. Pero nunca antes vi una serenata para un hombre. Ese día a alguien se le ocurrió llevarle serenata a un caballero. A mí.
Noche callada, son pasadas las 12 de la noche, ha entrado la madrugada del nuevo día. Es 17 de junio del 2015 cuando de pronto…
Despierta, dulce amor de mi vida,
despierta si te encuentras dormido,
escucha mi voz vibrar bajo tu ventana,
en esta canción, te vengo a entregar el alma,
perdona que interrumpa tu sueño,
pero no pude más
y esta noche te vine a decir,
te quiero.
– ¿Y eso? – me pregunté.
-Oye parece que a la vecina le trajeron serenata - le comenté a mi esposa, que al igual que yo, aún estábamos despiertos. -A ver, asómate- me dijo mi mujercita. Miré por una de las ventanas del frente de la casa. - ¿Qué crees, fíjate que es para Adrianita - le dije - ese novio suyo ha de estar muy enamorado de nuestra hija por qué no es su cumpleaños, o día de San Valentín o cosa parecida? -Feliz Aniversario mi amor, la serenata es para ti. - Me dijo mi esposa.
En mis años de con la Rondalla del Instituto Tecnológico de Durango, nunca en una serenata el destinatario fue un hombre, nunca supe algo así.
- ¡Eh! ¿Es broma? -No es broma, es para ti. -No puede ser, que vergüenza. El hombre es el que debe llevar la serenata ¿no es broma Gloris? - Insistí. Me tomó de la mano y me dijo… -Tú me llevaste muchas serenatas, esta me toca a mí. ¡Gulp! Sentí algo tan raro y tan bello que no lo puedo describir.
Una hora de melodías, charlas con los jóvenes de la Rondalla del Instituto Tecnológico de Jiquilpan, también canté con ellos, en 2da voz.
Eres mi bien lo que me tiene extasiado porque negar que estoy de ti enamorado de tu dulce alma que es toda sentimiento.
De esos ojazos negros de un raro fulgor que me dominan e incitan al amor eres un encanto eres mi ilusión.
Dios dice que la gloria está en el cielo que es de los mortales el consuelo al morir bendito dios porque al tenerte yo en vida no necesito ir al cielo tisu sí alma mía la gloria eres tú.
Si, la gloria eres tú Gloria Peña Ramos.
Gracias amada mía por tan grata sorpresa. Me hiciste pasar una marejada de hermosos recuerdos de esos ayeres cuando fuimos novios. Esto se queda en el alma guardado para la eternidad.
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