Sabes, como platicando con un amigo te contaré que el veneno de la envidia de propios y extraños puede ser muy dañina.
Los dones de los hijos, el triunfo de los hermanos, la esposa o el esposo y claro, cualquier asunto que tenga que ver con el éxito de uno.
He visto cómo el veneno del envidioso se manifiesta en palabras hirientes y disfrazadas de gozo en risas burlonas.
Pero cuando uno está curtido en la guerra de la vida mundana, se obliga a la razón a entender la desdicha de estos seres humanos. El veneno de su envidia lo mata a el y a tí.
Por algunos años he podido mantener este blog costeando los gastos que esto implica. Pero en los últimos tiempos se me ha complicado.
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