La lealtad es un reflejo de tu forma de vivir, de tus actos y las cosas buenas que suceden en tu vida. La traición, por el contrario, no es otra cosa que, un grito desesperado de tu alma atrapada en la oscuridad del camino por donde andas. Lealtad y traición, dos caminos.
Cuando le caigas mal a alguien, déjalo y rodéate de las personas que sí te quieren. Y, si no hay nadie cerca, bríndate tú ese cariño.
Celebra lo bueno que hay en ti. Ya verás que no falta quien se una a esa celebración.
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